27 de septiembre de 2011

No, no, no...


El ambiente recargado, la luz del flexo iluminando lo necesario. Las cortinas entrelazadas con mis versos, las sábanas aún con el olor de su pelo. Su recuerdo frente a mis ojos y el mundo a mis espaldas. El cenicero a rebosar de cada colilla que tocaron sus labios. La caja de fotografías en lo alto del armario. Las experiencias con su parpadeo y el aprender a reconocer hasta el último lunar de su piel, hasta el diferenciar sus suspiros. Su canción favorita sonando en el tocadiscos, su vestido de Dior colgado de cualquier manera en el respaldo de mi silla y su pintalabios rojo gastado por la mampara. Pero no un rojo cualquiera, no... de esos es muy fácil encontrar uno en cualquier tienda. Me refiero a un rojo específico, a un rojo pasión de película, a un rojo... que incluso su olor me recuerda a la felicidad que habitó durante meses en sus labios.


Sloa.©

18 de septiembre de 2011

Como lo nuestro


Las estrellas a las seis de la mañana. La luz tenue iluminando parte de la habitación. Los destellos naranjas de las farolas colándose por la ventana y apreciándose en la pared. Los sueños sin cumplir. Las intenciones de rozar el cielo chamuscadas como lo nuestro. Sé que ha llorado más de una vez por mi culpa, aunque lo haya negado la mayoría de las veces. Sé que no soy la persona que era antes y que cuesta creer en lo que me he convertido, pero qué te voy a contar a ti que no sepas… a ti, que sabes de la existencia de cada texto o cada párrafo que escribo a cualquier hora. A ti, que has estado en cualquier momento… y sobre todo en algunos que valoro lo suficiente como para recordártelo. A ti, que eres lo que más se parece a mí. Que me miras fijamente si yo te miro fijamente. Que me sonríes si te sonrío… o que sufres cuando sufro.

Sloa.©

12 de septiembre de 2011

Fila 15, butaca 8.


El ruido de aquel grillo que no cesa. La luz de las farolas a través de mi ventana. El cosquilleo en mi cuello por sus yemas, en mi corazón por su sonrisa. Las gotas de lluvia por su pelo, las noches de ilusión por sus comisuras. El tren del primer fin de semana de cada mes, a la hora de siempre. Las medias de rejilla y el pintalabios color rojo pasión. Aquel tango para principiantes que no llegamos a terminar. Esos sueños que no llegamos a cumplir. Las noches de inspiración con el cenicero a rebosar. Los hielos derretidos, el malestar en el ambiente. Su cinturón favorito atado al cabecero de mi cama. Sus sueños en medio de un estadio. Fila 15, butaca 8. Allí donde no llega la luz de los fluorescentes, donde las goteras son el único ritmo que acepta el silencio. Allí donde el reloj adquiere celos y hace pasar las horas más rápido de lo normal sin levantar sospechas. Allí, en sus jaulas con barrotes de libertad condicionada. Allí, en sus ojos.

Sloa.©

11 de septiembre de 2011

Dreaming


Las tardes encerrada en mi cuarto. La nostalgia de los momentos pasados. Los amaneceres malagueños con el mar de fondo. La comida introducida a escondidas en el cine. Las palomitas que tarde o temprano se comprarían. Las carreras en sus medias tras noches de diversión conmigo. La copa de Jack Daniels con Coca Cola cada sábado después de medianoche. El olor de su perfume entre mis sábanas e impregnado en mi gorra. El frescor de su último beso en mi mejilla. El disfrutar del sexo… Perdón, quise decir del saxo, en qué estaría pensando… El humo en el ambiente, el olor a Marlboro en mis dedos… el sabor a Marlboro en su boca. La camiseta que tanto me gusta puesta en su cuerpo… la camiseta que ahora tanto me encanta. Los mensajes de buenas noches a las tantas de la madrugada. Los mensajes de buenos días cada mañana. La marca de cigarrillos que usa… la marca de cigarrillos que ahora uso yo. Su pelo por mi cara, sus manos agarrándome para no soltarme nunca… al menos con intenciones de no hacerlo. La luz tenue y la música jazz al mínimo. Los 90 sonando. Sus ojos en los míos, mis ojos en los suyos. La vista en las estrellas. Los sueños bajo mi edredón. La realidad ahí fuera en cualquier parte.

Sloa.©