Mírame, el reloj me está apretando el cuello y amenaza con dispararme. No le tengo miedo a él, sino a los problemas que trae consigo cada vez que entablamos conversación. Estoy harta de aparentar que la sonrisa está entera, mientras que por la parte de atrás sólo hay rotos y descosidos que si te fijas, no se ven a simple vista.
Sus ojos me están enfocando como si del objetivo de una cámara 'Réflex' se tratasen. Pero ahí estoy yo, para decirme a mí misma que las cosas malas no cambian nunca, pero que tampoco suelen ir a peor.
'Joder Andrea, estás loca' me dijo, y qué razón tenía.
Sloa.