2 de diciembre de 2013

Quand le froid arrive

Quand le froid arrive, tout va plus lent.
La vie que nous avons partagé en autre moment est en train de brûler.
Tu peux écouter ça? Je ne supporte pas le bruit qui est dans ma tête. Je pense qu'il existe parce que mon corps sait que je suis triste si je parle avec ton coeur. Je suppose qu'il pleut en écoutant mes sentiments.
Mais qu'est-ce que je fais? La nuit est tombée sur mes jeux et je ne fais rien pour éviter les tiens.
Tu sais que les personnes qui sont fous comme moi ne pensent pas à elles mêmes, mais elles pensent à toi pendant toute sa vie.

14 de septiembre de 2013

Motivos

Pensé en decirle que la vida era cada paso equivocado que daba a mi lado, pero no. También pensé en confesarle que para mí cada uno de sus lunares era una excusa para justificar el por qué no me marchaba.
Y pensar que le hubiera escrito en cada rincón de mi pecho lo mucho que me gustaba que se pasease por él...
¿Pero, cómo le iba a explicar que su silencio era un refugio cuando todo estaba a punto de estallar en ruido? ¿O cómo le iba a decir que no podía callar si no me miraba mientras lo hacía?
Ahora se me pudre el corazón cuando pienso en quién más le estará sonriendo. Esa persona le sonreirá antes o después de besarle; como si durante el beso no hubiese motivos suficientes para sonreír.
Anda que, mira que desperdiciar unos ojos a los que dejaste ciegos por culpa de tu manera de ver las cosas...

26 de agosto de 2013

Je suis triste.

-Dígame usted, ¿es necesaria la tristeza?
-He de afirmar, en verdad, que sin la tristeza no lograríamos entender el mundo de la manera que creemos hacerlo. Hay tristezas que piden a gritos ayuda, ¿sabe? Otras, sin embargo, tan sólo requieren soledad.
Lo cierto es que justifica vidas y muertes de la misma manera que las excusas justifican las mentiras.
-¿Está usted insinuando que la tristeza tan sólo es una excusa a todos nuestros males?
-Estoy diciendo que la tristeza es, por desgracia, la consecuencia de crear expectativas de una felicidad a la que nunca hemos aspirado más allá de nuestra imaginación. Podemos denominarla como 'la justificación del mártir', aquél que decidió encerrarse en las expectativas sin si quiera intentar convertirlas en realidad. Es por eso que las personas tristes viven con el iris roto y los ojos caídos, que a su vez es la consecuencia de soñar con alcanzar sus expectativas hacia el máximo bienestar posible.
-Y, dígame, ¿está usted triste?
-No, por supuesto que no. Yo no estoy triste; yo soy triste. Lo soy desde que centré mi uso de razón en intentar hacer realidad las expectativas de felicidad de otra persona. Son las consecuencias de centralizar mi capacidad de alcanzar mi bienestar máximo en el de alguien que ni siquiera fue capaz de agradecerme el estancamiento emocional en el que caí a cambio de su felicidad. ¿Entiende?
-¿Me está queriendo decir que usted 'es triste' por culpa de otra persona?
-Le estoy intentando explicar que la culpa es mía y vivo las consecuencias.


Sloa.

28 de junio de 2013

Loin.

«Ven»Y voy, sin pensármelo ni siquiera una vez.

Hacemos planes de ir a cualquier parte del mundo, y sin embargo terminamos decidiendo lo de ir a su cama. Es que no es si lo hace bien o mal, es cómo me besa. Todo se reduce a querer llorar en su pecho, con la tranquilidad de que vaya a saber calmarme.

Y si me dice que nos vamos lejos, dejo todo y nos vamos lejos.

Qué bonito es que me enseñe a querer de maneras diferentes a las que sabía. Pero aún así, se me hace un mundo. Lo de no tenerle aquí, digo. No poder abrazarle, no poder besarle... Lo que peor llevo es eso de no pasar los malos momentos entre sus ojos, imagino. Y digo imagino porque al fin y al cabo termino pensando que realmente me tiene agarrada y que no me suelta hasta que me tranquilice.

Porque incluso es hasta bonito abrirse teniendo miedo, teniendo la confianza de que no va a usarlo en mi contra. Me estoy estrellando contra muros los cuáles me está enseñando a saltar por encima. Es hasta bonito extrañarte si sé que nos veremos con mucha más fuerza que la del hecho de echarnos de menos.
Quiero que me abrace como si mañana se fuese a quedar sin fuerzas, o que me bese como si mañana le fuesen a cortar la lengua de tanto quererme.


Que me diga que los monstruos pueden ser bonitos, mirarnos y creérmelo.



Sloa.

6 de mayo de 2013

Condenados a recordar


[Se me hacía un mundo. Lo de salir ahí fuera, digo. Estar con personas que no pensaran como tú, que no hablaran como tú, que no besaran como tú...
Me costaba tanto mantener el contacto y no poder mirar a los ojos... Tampoco es que quisiera, claro, porque dime tú de qué me sirve intentar buscarte en miradas en las que sé que no estás.]

Lo que más me aterra es saber que todo se me puede venir encima. Y tú pensarás que no es posible que de un día para otro se me caiga todo; pero no te hablo de un día para otro, no. Te estoy hablando de algo mucho peor: de momentos. Porque en cualquier momento todo puede caerse encima mía como si no pesara. Que cómo, te preguntarás. Pues es más sencillo de lo que piensas, muy a mi pesar, y es condenándote a recordar. Sigues sin entenderlo, así que te lo explicaré tranquilamente.

Hay muchas maneras de hacerlo:

La primera, es involuntaria pero necesaria. En cualquier momento de cualquier día de cualquier mes, vas andando por la calle y, de pronto, cierto olor se cruza por delante de tu vida. Un olor que te resulta muy pero que muy familiar. Tanto, que lo hiciste tuyo durante un tiempo. Sí, se trata de su olor. No el del tiempo, no. Si no el suyo. Me hace gracia; el ''suyo'', como si lo hubiese inventado con sus propias manos... Pero así es, y a pesar de que no hayas buscado volver a encontrar tal olor, necesitabas volver a recordarlo (no te engañes, sabemos que el olor va ligado a recuerdos más íntimos).

La segunda, es paradójica y masoca. Ésta, en mi opinión, es la peor en cuanto a auto tortura. En cualquier momento de cualquier día de cualquier mes, decides ser 'fuerte' (y digo fuerte por no llamarte ignorante e imprudente) y sales a la calle con el fin de encontrar su rostro en otros ajenos. Buscas, como si te fuera la vida en ello, aún sabiendo que si realmente encontrases el ''suyo'' (y digo suyo, como si lo hubiese comprado y se lo hubiera adjudicado de manera consciente) no sabrías dónde esconder la mirada. Llega un momento en el que crees verlo en cualquier parte, en cualquier persona, en cualquier cara, aunque en el fondo sabes que no y das gracias por no encontrarlo. Pero claro, para poder buscar su rostro, has necesitado recordarlo antes. Y si no, explícame cómo se busca algo de lo que no tenemos ninguna idea previa de sus características.

La tercera y última, es enrevesada. La más bonita y dolorosa, sí. En cualquier momento de cualquier día de cualquier mes, decides volver para marcharte, y marcharte para volver. Déjame que te explique. Te conviertes, por una razón u otra, en un saco de dudas. Sabes lo que sientes y lo que debes hacer, y eres consciente de que son conceptos que se oponen. Aquí comienza la lucha entre corazón-cabeza. Pero, claro. Dime tú a qué ser humano has visto que pueda sobrevivir separado de su corazón o separado de su cabeza. A ninguno, ¿verdad? Quieres volver porque el corazón te lo pide, pero la cabeza te pide que te marches. Aunque en cierto momento, la cabeza decide ceder y te obliga a volver, sí. Exactamente en el mismo momento en el que el corazón toma la decisión de que te marches. Y así siempre, hasta que coges o una u otra. Te acabas haciendo daño, claro. Pero, ¿qué más da? No le encuentras en otros ojos, a pesar de que sí lo hagas en otros olores o vayas buscando su rostro por la calle con esperanzas de encontrarlo y no encontrarlo a la vez.

Todos recordamos en momentos concretos, por lo que en momentos concretos todo se nos puede venir encima debido a esos recuerdos.
Y es por eso que nos condenamos a recordar, siempre. O dime, ¿acaso no has recordado a alguien mientras leías?


Sloa.

7 de marzo de 2013

Antes de. Piensa en.

'Espadas como labios' tatuado en la sien, como si Aleixandre hubiera venido a visitarme, como si tus labios no se clavasen de por sí en mi pecho como para encima tenerlos en la cabeza metidos a todas horas.

Fumando, como Moddi. Rómpeme como a esas marionetas que se sitúan en los bosques de mi mente también.

A veces es mejor saltar a que te empujen.

Y apareciste con sonrisa arcaica como una koré. Y llamaste a mi puerta, sabiendo que todo lo que eras me lo debías a mí. Pero viniste a pedirme explicaciones de por qué te «mataba», como si te hubieras sentado a hablar con Augusto y te hubiera abierto los ojos.

Sigue siendo patético. Es como imaginarse que el propio Dios fuera a pedirle explicaciones a Nietzsche de por qué acaba con él.

[Todos sabemos que Dios se quedó con lágrimas en los ojos queriendo explicaciones].

Dime, ¿vas a aborrecerme como los Reyes al Greco? ¿O tan sólo vas a quererme por interés como el sobrino de Larra a su tío?

Tan sólo quiero pensar en el tiempo perdido, como Crain.  Pararme a pensar y a hacerme preguntas retóricas, como en el poema XXI.

Lo siento, Lorca, pero esto son Divorcios de sangre.

El caso es que el vacío me resulta más atractivo si no tengo a un puti malvado encima del hombro incitando a que me tire.

De verdad, no seas mi Montesco. Con que tú vivas feliz me basta.

Antes de. Piensa en.

«Tú y yo ya nos hemos matado antes.»

5 de marzo de 2013

Casi.


[Te juro que no firmo la carta si no empiezo a asumirlo.]

No sé si prefería mejor el vacío.

-Toda soga está enamorada de un cuello despistado.
-Todo amor está enamorado de un corazón insensible.

Lo mío con el silencio es un amor «imposible».

Prefiero callar antes que gritar, que gritar y más tarde tener que callar el doble.
Mucho amor por unos ojos claros que puedan comprendernos, pero a todos nos han roto unos ojos marrones, ¿eh?

Mi prototipo de soga es aquélla que lleve tu nombre.

¿Qué vas a decirle a tus hijos cuándo se enteren de que la persona que les cuida no es la que querrías para ellos?

"Dime que me quieres, que me gusta." pero más me gusta a mí no decirlo y dejar de romper todo.

"Es irónico que alguien como tú lleve un colgante como ése." También es irónico volver a escribir por la misma persona por la que decidí no hacerlo.

Hay cordilleras de icebergs por tu cintura esperando que las derrita.
Ya no sé si tengo el corazón demasiado machacado o es que no me cabe en el pecho.

-¿Qué pasa, que si todos tus amigos se tiran por un puente, tú lo haces?
-No, pero si se tira ella...

No es una carta de suicidio, pero casi.

Andrea.

2 de marzo de 2013

Quema el libro

''La vida son sueños, y los sueños...'' destrozan nuestros márgenes. Pero, oye. No me mires así, aún no me has visto sonreír.

No estamos en esa página.

Las mejores personas son aquéllas que se enamoran sintiendo y no teniendo la necesidad de tocar.

Pasa la página.

Que te centres en los garabatos del final de la hoja más que en su contenido dice mucho de las ganas que tienes de encontrar respuestas que quizá ni existan
(pero igualmente las buscas).

Pasa la página he dicho.

Me ha costado muchos amaneceres darme cuenta de que duele más perder el tiempo equivocándote que no haciendo nada.

El café sabe mejor sin compañía [y pensándote].

Mira, mejor quema el libro.

14 de febrero de 2013

Con intenciones de.




Y es que, meter el cuello en ese soga accidentalmente sería una buena excusa de no ser porque te dejé una carta de suicidio escrita con mi propia letra.
Dime tú de qué me sirve si cada vez que intento llamarte mi conciencia me lo impide a base de hacerme recordar.
Hace tiempo que no bailas encima de mis pies, y para cuando vuelvas a querer hacerlo ya estarán demasiado pisoteados por cualquier persona que me haya ofrecido al menos la mitad de equilibrio del que me diste tú.
Porque nunca pude darte el cielo, lo sé, pero recuerda que nadie tuve el valor de planteárselo.

A veces es triste saber que la única persona que puede comprenderme es la chica de la sonrisa rota que se sienta en la parte trasera del bus.
A veces es triste pensar que lo único bueno que puedo sacar de la soledad es el verle el atractivo al eco que retumba en mi abismo con intenciones de romperlo.

Sloa.

6 de febrero de 2013

El problema de la Sociedad

El principal problema de la Sociedad es nosotros mismos.


Así, haciendo un pequeño guiño al artículo '¿Quién es el público y dónde se encuentra?' y basando varias ideas de mi previa lectura de éste, una persona puede hacer lo que le plazca sin miedo al rechazo, puesto que siempre existirá algún público encargado de aplaudir su 'trabajo' (por llamarlo de alguna manera, ya que el concepto 'trabajo' requiere esfuerzo, vocación y sacrificio tras él), ya esté realizado de manera tan correcta que se merezca el aplauso de públicos externos o de manera tan errónea que merezca que su propio público abra los ojos ante su tal fallido 'trabajo'.

El problema es, en resumen, la falta de sacrificio al realizar el 'trabajo' que se tiene en mente, porque hay que tener en cuenta que realizándolo de esta manera tan poco profesional, va a influir en un público diferente al de la voz de uno mismo de una forma desastrosa y descoordinada de talento y esfuerzo.

Con esto me refiero a que es necesaria la recapacitación y la separación de lo que se hace de manera vulgar, sin ganas y sin referencias a lo que se hace de una manera más preparada y sentida, con el único fin de poder considerar lo hecho como un trabajo (en el sentido literal de la palabra) y que sea digno de ser presentado a públicos ajenos al de uno mismo con el convencimiento de llamar la atención de estos.

Definitivamente, la expresión 'Por amor al arte' está desapareciendo, dado que se intentan hacer 'trabajos' sin sacrificio y de manera forzada, simplemente por el mero hecho de hacerlos, ya estén bien realizados o no (porque al fin y al cabo siempre tendrán un público aplaudiéndolos).