Fumando, como Moddi. Rómpeme como a esas marionetas que se sitúan en
los bosques de mi mente también.
A veces es mejor saltar a que te empujen.
Y apareciste con sonrisa arcaica como una koré. Y llamaste a mi puerta,
sabiendo que todo lo que eras me lo debías a mí. Pero tú viniste a pedirme
explicaciones de por qué te «mataba», como si te hubieras sentado a hablar con
Augusto y te hubiera abierto los ojos.
Sigue siendo patético. Es como imaginarse que el propio Dios fuera a
pedirle explicaciones a Nietzsche de por qué acaba con él.
[Todos sabemos que Dios se quedó con lágrimas en los ojos queriendo
explicaciones].
Dime, ¿vas a aborrecerme como los Reyes al Greco? ¿O tan sólo vas a
quererme por interés como el sobrino de Larra a su tío?
Tan sólo quiero pensar en el tiempo perdido, como Crain. Pararme a pensar y a hacerme preguntas
retóricas, como en el poema XXI.
Lo siento, Lorca, pero esto son Divorcios de sangre.
El caso es que el vacío me resulta más atractivo si no tengo a un puti
malvado encima del hombro incitando a que me tire.
De verdad, no seas mi Montesco. Con que tú vivas feliz me basta.
Antes de. Piensa en.
«Tú y yo ya nos hemos matado antes.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario