7 de agosto de 2011

No lo soy.


No me hace falta mirar el reloj para saber por donde están rondando más o menos las agujas. Su sonrisa me hacía ver que el tiempo no daba tregua y que se ponía en nuestra contra cada vez que pasaba algo especial. Algo especial... como si hubiese poco de eso. Puedo contemplar el silencio, sé que me susurra al oído que lo mantenga. Sólo se escuchan las teclas y el ventilador que hace rato que dejo de dar aire frío y se dedica a remover el aire caliente una y otra vez. Tras la ventana puedo ver como la nostalgia se esconde entre la luz de las farolas, la luz tenue que apenas alcanza estas cuatro paredes de talento malgastado. No necesito mucho más para darme cuenta de que la Luna ya no es lo que era, de que yo no soy lo que era.


Sloa.©

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